Volver a jugar con San Martín de Tucumán fue mucho más que simplemente regresar a un campo de juego. Para Agustín Prokop fue el resultado de un largo camino lleno de frustraciones, decisiones difíciles y momentos de dudas, en lo que la pasión por el club que ama y el apoyo incondicional de sus seres queridos se convirtieron en su impulso para seguir adelante.

A pesar de que hubo días en los que la tristeza lo invadía y sentía que sus esfuerzos no eran suficientes, jamás dejó de entrenarse con el objetivo de vestir nuevamente la camiseta que lleva en la piel. “Era algo que necesitaba para ganar ese impulso en estos últimos partidos. Trabajé todo el año y aunque no pude acumular los minutos que consideraba merecer, entiendo que en esta profesión hay decisiones que debemos aceptar. Estoy feliz de volver”, le confesó Prokop a LA GACETA, tras disputar los últimos 10’ del triunfo contra Alvarado en Mar del Plata.

El período sin minutos no fue fácil para él. Con el equipo en un gran momento futbolístico el mediocampista asegura que podría aportar lo suyo en esta campaña histórica. Con muy poco rodaje (ingresó desde el banco contra Guillermo Brown y Güemes de Santiago del Estero), la frustración se apoderó por completo en él; sobre todo teniendo en cuenta que a veces no lograba ni ser convocado. Sin embargo, a pesar de las adversidades, nunca dejó de esforzarse. “Sentí bastante frustración y decepción porque tenía expectativas altas, pero son decisiones del técnico. A veces pensaba que había tenido una buena semana y que podía estar en el equipo, pero no fue así. Hay que aceptar la realidad. Lo que rescató es que nunca dejé de entrenarme. Hasta hice doble turno para ver si lo físico era el problema”, aseguró.

Con sólo 33 minutos jugados en la temporada, encontró apoyo en sus seres queridos. Su familia, sus amigos y su novia se convirtieron en pilares fundamentales que lo sostuvieron cuando más lo necesitaba. “En los momentos difíciles me apoyé en ellos, que me dieron su apoyo. En esos momentos es cuando uno debe aferrarse a la gente que te quiere ver bien”, dijo dejando en claro que también recibió respaldo del plantel, esos compañeros con los que vivió de cerca esta dura etapa. “Todos me apoyaron, especialmente Gustavo (Abregú) quien siempre me aconseja para bien y me alienta a seguir entrenando y a no rendirme. Al final, todos nos entrenamos igual para ganarnos un puesto en el equipo, pero son decisiones del entrenador. El define quién juega y quien no. Gracias a ese apoyo, no dejé de luchar”, sostuvo el volante que debutó profesionalmente en 2020 contra Gimnasia de Mendoza por el torneo Transición de la Primera Nacional.

La alegría por haber vuelto a las canchas fue grande. “Mi familia y mis amigos me felicitaron por mi regreso. Mis compañeros me dijeron que había jugado bien y corrido mucho”, contó.

A pesar de su realidad, Prokop se da un margen para disfrutar del presente del equipo y recuerda todas las etapas que transitó desde que se sumó al club en 2018. “Estamos viviendo un momento muy lindo después de tantos años difíciles. Algunos compañeros también pasaron por momentos duros como cuando quedamos afuera en el Reducido o no logramos el ascenso en 2020. Hoy tenemos un grupo de compañeros que compiten día a día y eso nos hace mejorar a todos”, expresó con alegría.

A San Martín sólo le queda disputar este sábado la última fecha contra Güemes y después se vendrá la tan ansiada final que otorga el ascenso a la Liga Profesional. Consciente de eso y de que ya no tendrá mucho margen para jugar, Prokop no desvía el foco del objetivo. Él, al igual que todos sus compañeros, sólo piensa en quedarse con el premio mayor.

“Trato de mantener la calma y de no obsesionarme. Ya pasó casi toda la temporada y no tuve muchos minutos. Ahora, quiero disfrutar los meses que quedan y compartir con mis compañeros, con quienes formé un grupo muy unido. Ojalá podamos cumplir con nuestro objetivo. Como hincha, soñaba con el debut y con el ascenso. Siento que es el momento de dar ese salto que tanto deseamos”, concluyó Prokop que cambió la frustración por felicidad, esa que buscará llevar al clímax dentro de dos semanas.